Por el Dr. Ricardo Soto-Rosa
Juanito Milano, desde hacía ya más de 20 años, era el dueño de un popular quiosco de confiterías y revistas, con privilegiada ubicación frente al congreso nacional.
Juanito era testigo en primera fila de los diferentes eventos acontecidos en sus alrededores, también se codeaba con algunos parlamentarios, quienes, aprovechaban su paso, para comprar diarios o golosinas que le servían de provisiones para soportar aquellas largas sesiones del parlamento.
Juanito era diabético, pero no le hacía mucho caso a su condición, entre venta y venta se tomaba un refresco con galletas o tortas, y en las tardes no pelaba unos chocolates para rematar, camino a su casa, con unos caramelos de menta.
La Cantina del Turpial, era una estación fija, visitada a diario por Juanito para compartir con algunos conocidos las frías cervecitas y cuando era de celebración, quizás una botella de ron. Otro de los placeres de Juanito era el fumar cigarrillos, iniciaba sus mañanas con un primer candelazo mientras estaba en el baño y así disuadir los hedores naturales.
Su mujer Guadalupe, le reclamaba con frecuencia esa actitud descuidada, se mortificaba por su inflada barriga y la hinchazón cada vez mayor de sus pies ya iba alcanzando las rodillas.
Guadalupe decía con rabia y dolor: Qué desgracia con éste hombre y su bebedera, sus malas costumbres nos van a hacer pasar un buen susto y “entonces la más mensa, se quedará sola o tendrá que cuidarlo”
El popular Juanito recibió en diciembre muchos obsequios de sus clientes y amigos, entre otros diferentes turrones, hallacas, pan de jamón, así como botellas de ponche crema y ron, los cuales compartía de inmediato en las diferentes tiendas organizadas en su barrio.
En los primeros días de enero, la fría mañana lo obligó a ponerse un suéter usado, que le regaló en diciembre un diputado. Juanito sintió mucho cansancio y las piernas más pesadas que nunca, su corazón se agitaba con cada paso obligándolo a detenerse varias veces, casi no estaba orinando y ahora sus párpados hinchados lo hacían tener un aspecto achinado, al llegar al quiosco, mientras quitaba los candados, se desplomó y quedó inconsciente.
Juanito fue auxiliado por algunos transeúntes, quienes pararon una patrulla donde fue trasladado de inmediato al hospital, donde ingresó en muy malas condiciones.
Muchas de las patologías crónicas más frecuentes como la diabetes mellitus y la hipertensión arterial, son poco o nada sintomáticas, haciendo pensar al afectado que su estado de salud es excelente y, por lo tanto, no hay de qué preocuparse. Es así como descuidan la dieta obligatoria o la toma de los medicamentos necesarios para su control.
Estas enfermedades van minando la salud de manera silente y destruyendo diferentes órganos que un buen día, sin aviso previo, colapsan. Aquellos pacientes que sufren Diabetes deben controlar muy bien sus niveles de azúcar en sangre, por lo que es necesario realizar dieta baja en carbohidratos como dulces, harinas, entre otros, así como tomar regularmente la medicación recomendada para su caso particular,
La diabetes va lesionando y obstruyendo tanto los grandes como los pequeños vasos sanguíneos del organismo, afectando así diferentes órganos, entre ellos, al corazón, los riñones, la retina y el cerebro.
Los médicos de guardia que atendieron a Juanito encontraron sus niveles de azúcar sumamente elevados, así como otros valores que miden el funcionamiento del riñón, diagnosticando insuficiencia renal crónica terminal, es decir, sus riñones ya no funcionaban, por lo que fue necesario llevarlo a la unidad de diálisis para filtrar su sangre con un riñón artificial, al cual debería acudir 3 veces por semana hasta tanto no se le practique un trasplante de riñón.
Estos días tan gratos de diciembre, donde afloran sentimientos de alegría y buen compartir debemos tener moderación en el consumo tanto de alcohol como de alimentos, en especial si existe alguna condición particular que nos ponga en mayor riesgo.
Para conocer más sobre este y otros tema te espero en @DrSotorosa