El rechazo de vuelos de deportación de colombianos causaron una crisis diplomática entre Colombia y Estados Unidos. Uno de los migrantes que iba a bordo de estos aviones, Daniel Oquendo, relató su experiencia.
Daniel explicó que ingresó irregularmente a Estados Unidos el 20 de enero, el mismo día que Donald Trump se juramentó como presidente. Junto a otros 18 migrantes, se entregó a la Patrulla Fronteriza, cuando fueron interrogados por un oficial.
«¿Ustedes saben quién es el nuevo presidente? Es papá Trump. La fiesta aquí a ustedes los colombianos se les acabó. Van todos para su país deportados», había dicho el oficial, según relató Daniel a BBC Mundo.
Daniel estuvo en un centro de detención de migrantes en San Diego durante cinco días. El migrante aseguró que les dieron suficiente comida, pero no les permitieron bañarse o descansar en la celda.
PRIMER VUELO DE DANIEL
El migrante formó parte de uno de los primeros vuelos de deportación aprobados por la Administración Donald Trump. El joven recordó que los sacaron de las celdas, les esposaron los pies y les ataron las manos a la cintura.
«Como si fuéramos los peores narcotraficantes, equiparables al Chapo Guzmán», dijo Daniel. Luego la tripulación les dijo que el vuelo iban hacia Bogotá, Colombia, y que iban a estar en el aire unas siete horas.
Daniel afirmó que todos los migrantes, incluyendo adolescentes, estuvieron esposados todo el vuelo. Tan solo permitieron que dos niños pequeños estuvieran con sus esposas.
El vuelo se extendió más de lo esperado y estuvieron volando por 10 horas. En primera instancia, los migrantes pensaron que estaban en Colombia, pero luego se llevaron la sorpresa de que aterrizaron en Estados Unidos.
«NO NOS DEJARON ENTRAR»
Daniel y los demás migrantes pasaron a un centro de detención en El Paso, Texas, en donde el trato habría sido mejor. Afirmó que no les gritaron, les permitieron bañarse y hasta les dieron ropa mientras lavaban las que tenían puestas.
Sin embargo, poco después, los llamaron para identificar sus experiencias. Les entregaron el celular, sus documentos y el dinero que llevaban encima, pero las autoridades migratorias botaron todo lo demás.
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Daniel lamentó que el Gobierno de Petro no los permitiera aterrizar. «Lo que yo no entiendo es que a nosotros, siendo colombianos, no nos dejaran entrar. Veníamos esposados y todo, pero con nuestras pertenencias», añadió.
El joven aseveró que tuvo que pasar dos días más en un calabozo porque no permitieron el aterrizaje. Finalmente, regresó a Colombia en la noche del lunes, a bordo de un avión de la Fuerza Aeroespacial colombiana.