Después de tres años, la OMS anunció el final de la emergencia sanitaria internacional por COVID-19

Angel David Quintero
Por Angel David Quintero 3 Min de Lectura
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EFE

La Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció este viernes el fin de la emergencia sanitaria internacional a causa de la COVID-19, una alerta que ha durado 1.191 días (tres años y tres meses) desde que fue declarada en enero de 2020.

Sin embargo, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha enfatizado que la amenaza para la salud pública generada por el coronavirus continúa.

El virus ha dejado un impacto significativo en todo el mundo, con 765 millones de diagnósticos y 6,9 millones de muertes según el recuento oficial, aunque la propia OMS calcula que el número real de muertes podría alcanzar los 20 millones.

Además, la COVID-19 ha causado graves trastornos económicos, eliminando billones del producto interno bruto, interrumpiendo los viajes y el comercio, cerrando negocios y hundiendo a millones en la pobreza.

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También ha causado una grave agitación social, con fronteras cerradas, movimiento restringido, escuelas cerradas y millones de personas experimentando soledad, aislamiento, ansiedad y depresión.

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A pesar de la decisión de la OMS, Tedros ha pedido a los países que continúen con la vigilancia y la respuesta al SARS-CoV-2. El virus sigue matando y cambiando, y el riesgo sigue siendo que surjan nuevas variantes que provoquen nuevos aumentos en casos y muertes.

En este sentido, el director general ha destacado que la COVID ha cambiado el mundo y ha señalado que tenemos las herramientas y tecnologías para prepararnos mejor para las pandemias y mitigar su impacto.

El fin de la emergencia sanitaria internacional no significa que la COVID haya terminado, sino que es hora de cambiar de herramienta.

La OMS propuso una transición de la emergencia a una respuesta a largo plazo. Trataría de un plan para seguir reduciendo la incidencia del coronavirus y sus variantes. Incluiría, prevenir, diagnosticar y tratar la COVID-19 para reducir la morbimortalidad y las secuelas y apoyar a los Estados para una respuesta sostenible. Los países tienen la oportunidad de reforzar sus sistemas sanitarios para futuras pandemias.

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