Un hombre de 53 años murió en Hamburgo, Alemania, luego de colapsar repentinamente durante una sesión de bondage en la que pagó 750 euros para que lo sometieran a torturas, humillaciones y dolor intenso durante seis horas.
Organismos de seguridad arrestaron a Jacqueline S., la empleada de 38 años que estaba llevando a cabo la sesión extrema. La mujer contó que ese día lo vistió con un corset ajustado, ató sus brazos contra su torso y lo colgó utilizando un gancho anal y una cadena de acero. Sin embargo, después de aproximadamente 15 minutos en esa posición, el hombre colapsó sin previo aviso.
Asimismo, detalló que todo ocurrió de manera repentina. El cliente tampoco expresó señales previas de sufrimiento como sudor frío o temblores, ni utilizó la palabra de seguridad acordada, “rojo”, con la cual se detendría la sesión en cualquier momento.
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También comentó que intentó reanimarlo golpeándole los genitales, pero él no reaccionó. Lo peor del caso, es que cuando intentó bajarlo, debido a su peso no pudo hacerlo y el mosquetón que lo sujetaba no se abrió, lo que hizo que la cadena de acero apretara su cuello hasta asfixiarlo, reseñó Todo Noticias.
Los empleados del lugar contaron que vieron a la mujer corriendo fuera de la habitación gritando: “Está muerto”.
Cuando organismos de emergencias arribaron al sitio lo encontraron aún con vida, pero en estado de gravedad. El hombre murió luego de estar tres días en un hospital.
La mujer enfrenta cargos por causar lesiones corporales graves con resultado de muerte, un delito por el que podría enfrentar una condena mínima de tres años de prisión. La mujer alegó que confiaba en la experiencia de su cliente en ese tipo de prácticas.
“Parecía alguien seguro de sí mismo, con mucho conocimiento en este tipo de encuentros”, declaró.