¿Cómo manejar la rabia propia o la de otros?

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Por Caraota Digital 9 Min de Lectura
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¿Cómo manejar la rabia propia o la de otros?

Por María Laura García

Uno de los sentimientos más destructivos para nuestra salud y sanidad mental es la rabia, la ira o el enojo. Tanto, que es igual de nociva, para el que la siente y la manifiesta sin control, como para el que la recibe.

Es capaz de dañar la energía del ambiente, haciendo que todo se complique y surjan cualquier cantidad de contratiempos frenando el éxito, la prosperidad … la paz. Desmotiva, merma la energía, frena el impulso o las ganas hasta del más positivo.

¿A USTEDES LES PASA? ¡PORQUE A MÍ SÍ!

Por ello, tanto si te toca ser la papelera en la cual un iracundo laza toda su basura o eres de los que no te puedes controlar y dañas, queriendo o sin querer, el balance emocional de otros, pon a tención a este artículo, porque te daré tips muy personales para resguardar tu bienestar, porque la IRA daña a todos, sin excepción.

¿CÓMO CONTROLAR UN ATAQUE TEMPERAMENTAL?

Controlar un ataque de rabia puede ser todo un desafío, pero de que se puede se puede, al menos la mayoría de las veces, pues existen truquitos para no perder la calma, ya seas tú el que explotas con frecuencia o, para no reaccionar en la misma proporción si eres la victima permanente de un iracundo. Y cuidado, la ira es una emoción normal, incluso saludable, pero es importante lidiar con ella de manera positiva para no dañar tu salud y mucho menos la de otros.

Lo primero, es esencial, pensar antes de hablar. Tomate de 10 minutos y hasta más, para respirar profundo, caminar, ir al baño y encerrarte, antes de responder a una agresión y o para convertirte tu en un agresor porque te molestó algo. Incluso, si estoy muy molesta y puedo salir a hacer ejercicios, lo hago, pues eso me permite pensar con propiedad y serenarme.

Si uno esta enojado, es más fácil decir algo de lo que luego nos lamentaremos, por tanto, date un pequeño espacio que incluso ayudará a las otras personas involucradas a hacer lo mismo.

Otra recomendación, es siempre expresar lo que sentimos, pero desde la calma, sin emoción alguna. Esto te dará el foco para expresarte de forma clara, pero con un menor riesgo de herir a otros, que es lo que debe evitarse a toda costa. Manifiesta tus preocupaciones y necesidades con honestidad, pero procurando no lastimar o controlar a los demás.

La actividad física puede ayudar a reducir el estrés que puede causarte la ira. Si sientes que la ira está ganando la batalla, sal a dar una caminata vigorosa o a correr. O haz alguna actividad física que disfrutes.

En momentos estresantes, me tomo un recreo. Estos no son solo para los niños. Como te escribí más arriba, date el chance de pequeñas pausas en los días que son muy estresantes. Este hábito, puede ayudarte a que te sientas mejor preparado para lidiar con las vicisitudes que te irritan o enojan.

En lugar de concentrarte en lo que te enojó, identifica las posibles soluciones a esos problemas. Esfuérzate por resolver lo que te perturba y no rumiar desde el enojo. Además, sé consciente de que algunas cosas están simplemente fuera de nuestro control y suelta, ya que la ira no soluciona nada y solo podría enfermarte física y espiritualmente.

Si tienes que manifestar tu molestia, debes ser empático, jamás usar calificativos, o criticar o echar culpas, porque con ello, sólo aumentarás la tensión. Por ejemplo, di: «Me molesta que te hayas ido a trabajar sin ayudarme a servir y recoger el desayuno» en lugar de «Nunca me ayudas con las tareas de la casa «.

Si, no perdonas el agravio de la otra persona, y lo traes a la mesa cada vez que sucede algo, jamás permitirás que la ira y otros sentimientos negativos sean sustituidos por los positivos. Tu propia amargura o sentido de injusticia te abrumarán siempre; y no solo con esa persona, sino con todo, pues vivirás PELEADO CON LA VIDA.

Concéntrate en lo bueno y lo positivo, y no lo malo, ríete de ti mismo y de la vida. Usa el humor para ayudarte a lidiar con aquello que te hace molestar y, de ser posible, baja tus expectativas que pueden ser poco realistas en cuanto cómo deberían salir las cosas; y por sobre todo evita el sarcasmo, ya que puede herir sentimientos más complicar las cosas.

La meditación y los ejercicios de respiración pueden resultarte útiles cuando te sientas muy enojado. También puedes escuchar música, escribir o hacer posturas de yoga; cualquier cosa te ayude a relajarte es válida.

Y por último … debes ser sensato, y saber cuándo buscar ayuda, si con todas estas herramientas que te comenté aun no logras entender que, por mas que tengas la razón o creas tenerla, no puede dejar de ser el ser mas reactivo e hiriente del mundo.

¿QUIÉNES NECESITAN UNA REESTRUCTURACIÓN EMOCIONAL?

Es bueno revisarse si usas con frecuencia las palabras como «nunca» o «siempre» cuando hablas sobre ti o sobre otra persona, por ejemplo, «Esta máquina nunca funciona» o «Siempre te olvidas de las cosas». Estas palabras deberíamos evitarlas porque no solo, no son precisas, sino que además tienden a hacernos sentir que nuestro enojo está justificado y que no hay forma de resolver el problema. Además, distancian y humillan a las personas que de otro modo podrían estar dispuestas a trabajar con nosotros para encontrar una solución.

Trata de expresar cuál es el problema y procura buscar una solución que funcione para ambas partes; porque de lo contrario, nunca se podrá construir que debe ser, por cierto, la única meta.

Como dicen en mi pueblo, el que se enoja pierde y, recuerda que enojarse no va a solucionar nada, que no te hará sentir mejor, todo lo contrario, puede hacerte sentir peor.

La lógica vence a la ira, porque la ira incluso cuando es justificada, puede volverse rápidamente irracional, destruyendo en lugar edificar. Por tanto, trata de usar a toda costa, la lógica fría.

Y leí esto, y me pareció genial, por consiguiente, se los comparto, resumido:

Las personas enojadas tienden a exigir justicia, valoración, disposición para hacer las cosas a su manera y, a veces, acuerdo entre las partes. Ciertamente, todos deseamos estas cosas y nos sentimos lastimados y desilusionados cuando no las obtenemos; pero las personas molestas las exigen y cuando sus exigencias no se cumplen, su desilusión se transforma en ira.

Cuando no podemos obtener lo que deseamos, insisto, es normal ponernos bravos, sentir frustración, desilusión, dolor, pero no ira. De hecho, algunas usan su ira como una forma de evitar sentirse heridas, pero cuidado, eso no significa que el dolor desaparezca.

Muchas veces nuestra ira y frustración son causadas por problemas muy reales e inevitables, en consecuencia, no toda la ira está fuera de lugar, y con frecuencia es una respuesta sana y natural a estas dificultades, pero la mejor actitud para superar dicha situación es concentrarse no tanto en hallar la solución sino en cómo manejar y enfrentar el problema, para precisamente no perder el control y con nuestra rabia dañar a otros.

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