La lucha contra el VIH sigue más vigente que nunca

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Por Caraota Digital 5 Min de Lectura
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Por el Dr. Ricardo Soto-Rosa 

Abelardo estaba muy desganado en los últimos días, acosado por unas calenturas vespertinas precedidas de escalofríos que le hacían temblar, para luego terminar en un sofocón con intensa sudoración. El dolor de cabeza y garganta no le daban tregua. Se tocó el cuello y notó la presencia de unas pelotitas de diferentes tamaños las cuales le recordaron su golosina favorita en el cine.

Unos retortijones de barriga seguidos de unas apremiantes evacuaciones líquidas le obligaron a mantenerse en casa y solicitar cita con el Dr. Albornoz, su médico de cabecera.

Abelardo era un hombre ya maduro y solitario, apasionado por el arte y la música.  Vivía en un apartamento del este, cuidadosamente decorado, con muchos cuadros y esculturas en perfecta combinación con sus muebles de estilo postmoderno.

Trabajaba muy duro como estilista en una conocida agencia de modelaje, con ingresos holgados para mantener un tren de vida lleno de gustos y satisfacer todas sus necesidades, con frecuente rotación de parejas, paseos en grupo a playas paradisíacas y parajes solitarios donde se entregaban con desenfreno a sus pasiones.

El Dr. Albornoz escuchó con atención el relato de Abelardo, le preguntó por sus relaciones íntimas y su respuesta fue: ¡Doctor eso es un torbellino, muy poco me protejo!

El doctor observó con preocupación la presencia de lesiones ulcerosas en la boca de Abelardo, así como una importante pérdida de peso. Le dio orden para hacer exámenes de laboratorio y le recetó algunos medicamentos, sintiendo mejoría.

En la siguiente cita Abelardo recibió la impactante noticia, que cambiaría su vida desde ese mismo instante. El Dr. Albornos se quitó los lentes de lectura y con el rostro sombrío le dijo: La prueba que te realizamos reportan que el VIH es positivo, Abelardo, debes comenzar tratamiento a la brevedad posible.

El Síndrome de Inmunodeficiencia humana conocido como VIH es una enfermedad de transmisión sexual que afecta a los humanos desde los años 70 y fue por primera vez documentada en 1981. Tiene su origen en un virus que atacaba a los chimpancés de áfrica central, el cual fue posteriormente transmitido a los humanos.

El virus del VIH tiene como foco al sistema inmunológico o de defensa del organismo, donde se encuentran los glóbulos blancos, afectando específicamente a los Linfocitos, lo que trae como consecuencia infecciones por gérmenes poco comunes llamados oportunistas, así como la aparición de diferentes neoplasia o cáncer, entre otros, el Linfoma y el Sarcoma de Kaposi

La transmisión ocurre más frecuentemente por el contacto íntimo con personas infectadas, en especial cuando hay presencia de sangre y otros fluidos corporales en especial semen o secreción vaginal.

El VIH ha afectado históricamente con más frecuencia a los hombres homosexuales, pero también ya lo sufren hombres heterosexuales, mujeres y niños.

Además del contacto íntimo el VIH se puede contagiar a través de agujas contaminadas, transfusiones sanguíneas, trasplante de órganos, el parto o la lactancia. Pasadas unas semanas del contacto pueden presentarse diferentes manifestaciones como fiebre, inflamación de ganglios, diarreas, lesiones en mucosa, sensación de decaimiento, las cuales ceden al poco tiempo.

Más adelante se presentan infecciones por gérmenes oportunistas y la aparición de distintos tipos de cáncer que pueden comprometer la vida del paciente. El VIH hasta el presente no tiene cura, solo se controla con el uso de medicamentos llamados retrovirales que logran la inhibición bastante efectiva del mismo descendiendo sus niveles a casi imperceptibles, evitando así, la posibilidad de transmisión.

Estos medicamentos lamentablemente son muy costosos y no son accesibles para todos los afectados. Para la prevención es muy importante la educación y conciencia de la población, evitar la promiscuidad, así como el uso de protección durante el contacto sexual.

Abelardo pasó por días muy difíciles, algunos tristes y otros llenos de rabia e incredulidad. Siguió tratamiento con un reconocido infectólogo, donde coincidía muchas veces con algunos de sus antiguos compañeros de aventura.

Para conocer más de este y otros temas visita mis redes sociales @drsotorosa.

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