¿Tu pasado ocupa más espacio que el presente?

En tus pensamientos y conversaciones:

Caraota Digital
Por Caraota Digital 8 Min de Lectura
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Por María Laura García 

Tenemos que dejar de vivir en el pasado, sea bueno o malo. De las “experiencias negativas” toma lo necesario para hacerte fuerte y mejor ser humano. Trata de no revivir aquello que te produjo o produce dolor. Ejercita tu mente para internalizar el aprendizaje y desechar de tu cabeza ese pensamiento rumiante que te resta energía y buena vibra. Todos tenernos historias que no deberíamos recordar y, si te cuesta lograrlo, echa mano de la terapia especializada y/o averigua sobre herramientas con las cuales les puedas bajar el VOLUMEN y quitarle el protagonismo a eso que viviste en tu cabeza.

No puedes permanentemente traer esas vivencias al presente para victimizarte, contándolas, una y otra vez, para con ello llamar la atención de otros y recibir compasión o cariño ¿Es que acaso ya no lo superaste o aprendiste lo que debías? Si la respuesta es sí creo que es momento de dejarlas en el pasado y seguir. Capitaliza lo nuevo y lo bueno. Hazte querer por tu presente y no por el pasado.

¿Quieres llevar bienestar a los que te rodean? Compártele a esta flexión aquellos que todos los días se la pasan comentándole a otros o a ti, que son víctimas de la vida para conseguir amor o atención, en lugar de enfocarse en dar amor para así recibirlo, que con eso más que suficiente. Quizás lo entiendan.

Por otra parte, a aquellos que se la pasan diciendo que el pasado fue mejor, diles que es PASADO, es solo un recuerdo ¡Que ya se fue! Que lo único que tenemos seguro es el aquí, este instante y que la energía debe gastarse NO únicamente en recordar, sino en construir un buen PRESENTE y que es el mejor momento de tu vida, porque es el que tienes en tus manos, esa es nuestra única responsabilidad. Si amigos, nuestra única y total responsabilidad, además intransferible, es nuestro bienestar, y más en un país en cual el “estado” no hace nada para satisfacer, ni siquiera, nuestros derechos humanos fundamentales.

Insisto, esto me lo digo todos los días, tenemos que dejar de vivir en el pasado, sea bueno o malo. Hazte fuerte y mejor persona con la experiencia, de resto olvida lo sucedido y sigue adelante. Si son cosas buenas, pues lo mismo, ya pasaron, toma lo que necesites y céntrate en el aquí y en ahora, pues ya no tienes lo que pasó y mucho menos lo que viene, pues el futuro NO está escrito y nos toca hacerlo.
Ahora bien, si no vives lo mejor que puedes en este minuto en el cual que me lees ¿Cómo vas a construir algo positivo en los días por venir? ¡Ya deja la quejadera! ¡Deja el añorar lo que fue o no! ¡Enfócate en el YA! Tu vida es tuya así que exprímela.

¿Por qué tendemos a vivir en el pasado?

Para muchos el rememorar tiempos que ya no son puede ser un dulce refugio, pero vivir anclados en el pasado es una forma inútil de perder de vista el presente.

Sin duda, lo vivido, constituyen experiencias que nos han traído hasta este «AQUÍ”, pero solo capitaliza ese aprendizaje y no permitas que el rumiar no te deje construir a plenitud tu AHORA. Ese baúl lleno de recuerdos felices y tristes, de decisiones malas y afortunadas, de sorpresas y acontecimientos, de personas maravillosas o no que nos acompañaron, son solo eso, una caja llena de cosas que debes aprender a cerrar u abrir para tomar únicamente lo necesario.

¿Cuándo se vuelve una carga que pudiera resultar patológica?

Cuando es una obsesión que influye en tu comportamiento, pensamientos, emociones y elecciones, desviando tu atención y energía, esas que deberías usar tu vida cotidiana, es decir, cuando de una manera inconsciente pierdes el tiempo dándole foco a lo que uno fue, a lo que tuviste o a cómo te hirieron o lo que perdiste.

Cuando el pasado resulta una atadura, un lastre, que te paraliza y estorba para disfrutar del presente porque le temes a éste. ¿Vas a seguir en ese modo en el cual el presente pasa ante tus ojos sin saborearlo?

¿Qué nos ancla en el pasado?

La lista podría ser larga, pero lo más común: un amor del cual no nos podemos desenganchar. Un estatus país o social que se poseía y que, por diversas circunstancias, perdimos. Un acontecimiento traumático que ha desquebrajado nuestro balance emocional llenándonos de angustia. La juventud perdida, la apariencia o las capacidades físicas que inevitablemente merman. Todos podemos tener nostalgia de estas cosas, pero es importante distinguir este sentimiento de lo que es obsesivo.

Sin duda, vivir en el pasado pudiera ser un refugio seguro para los que sienten miedo del presente o futuro. No se trata de borrar nuestra historia porque constituye nuestra identidad y un recurso valioso, pero no te instales allí. No te cierres a un abanico de posibilidades novedosas, aunque claramente inciertas de la vida, es decir, no te pierdas el presente que te puede llevar a un futuro mejor.

Recuerda, el objetivo es dejar de hablar una y otra vez de lo vivido, especialmente de aquello que nos hizo daño, para pasar a vivir un “aquí” sin culpabilidad, rencor o dolor.

¿Cómo podemos luchar contra ese impulso de vivir en lo conocido?

La solución está en nuestra mente, frenando los pensamientos pasados que se vuelven obsesivos. Lo vivido no se borra, no se reedita, no cambia, así que acepta y suelta.

Si reconoces la imposibilidad de salir de ese círculo limitante del pasado, si ese malestar te impide vivir con más momentos de bienestar te invito a ir al psicólogo para que te guíe en ese camino de superar ese bloqueo que te encadena.

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