Las mujeres migrantes que llegan a Colorado (EEUU) en busca de empleo enfrentan una dura realidad. A menudo, se encuentran atrapadas entre trabajos mal pagados y la prostitución, con pocas oportunidades para escapar de este ciclo de explotación y precariedad.
Estas mujeres, muchas de ellas provenientes de contextos de extrema pobreza y violencia, llegan a Estados Unidos con la esperanza de encontrar una vida mejor, pero rápidamente descubren que el sueño americano puede ser esquivo y cruel.
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Es tal cual la historia presentada en un reportaje de Telemundo. La protagonista es Sofía Roca.
East Colfax era un oasis para Roca. En esa zona, donde el español era la lengua común y los negocios estaban abiertos a contratar a inmigrantes como ella, encontraba una esperanza de futuro a pesar de su situación irregular.
«¿Sabes cocinar comida mexicana?», preguntó una mujer mientras cortaba unos limones cuando Roca pidió el trabajo en la cocina que anunciaban en la puerta. Su acento revelaba que no era mexicana.
«Puedo aprender», respondió Roca, pero recibió una respuesta concluyente: «No estamos contratando».
Roca llegó a Denver en noviembre y se refugió en un hotel municipal durante quince días. Al salir a buscar empleo por East Colfax, especialmente frente a Home Depot, se topó con una hostilidad palpable.
Los empleadores, influidos por prejuicios, expresaban comentarios despectivos hacia los venezolanos, lo que dificultaba enormemente su búsqueda de trabajo.
Ignoraba por completo que los nuevos programas de visados temporales para trabajadores, quienes optan con permisos y mejores empleos, estaban generando tanta tensión y resentimiento entre los miembros de la establecida comunidad mexicana de Aurora.
Roca nunca pudo optar a un permiso de trabajo, pero los residentes mexicanos de Aurora siguen asociándola con los muchos migrantes que sí lo tienen. Fue así como casi terminó en la prostitución.
EL SUEÑO AMERICANO NO EXISTE EN COLORADO
El mercado laboral para las migrantes en Colorado está saturado de trabajos de baja remuneración. La falta de documentación y habilidades lingüísticas limitan sus opciones, empujándolas a las mujeres migrantes hacia sectores como el servicio doméstico, la agricultura y limpieza, donde los salarios son bajos y las condiciones laborales, a menudo, inhumanas.
Muchas de estas mujeres trabajan largas horas por salarios mínimos, sin acceso a beneficios básicos como atención médica o días de descanso. Muchas sí acaban en la prostitución.